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9/1/19

Poema de Amalia Mercedes Abaria



SOLO, SUS HUESOS

Sin sucesos, ahora, y nada
tiende a esa superficie desplazada
hacia abajo, irregular apoyo
de sus manos, piernas, todo
lo que antes fue
ahora, tristemente apoyado.

Y con esa expresión inconsistente
de amapola triste,
de visaje ausente
siente que el cielo es para él.
Es su descanso.
Casi en la tierra, a la deriva,
las viejas clavículas duermen
porosamente frías.
El andamiaje del pecho
en latitud horizontal, antigua,
plana, desolada.

Cada partícula fue sueño,
luz, arrojo.
Luego  transformación, sequía.
Quién vería estas sustancias,
firmes estacas, extendidas
en un letargo óseo y blanco.

Si en su dolor apareciese algo
un movimiento, un gesto
su pena
sepultada,
pero el silencio avanza, sí,
y ni siquiera es posible
               leer el epitafio.

© Amalia Mercedes Abaria

3 comentarios:

  1. Gracias por este poema. Un gusto leerlo!!

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  2. la muerte siempre es un descenlace o una forma de despavilarnos, buen poema, triste pero fuerte.+++
    w.



    m.

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