BALACERA
Su caminar tranquilo fue interrumpido
por la estampida de los transeúntes;
un sudor frio recorrió su espalda
y quedo estática,
sin habla.
El “bang” de una pistola
se escucha continua
y los silbidos de la muerte
pasan sobre su cabeza.
Entrar en ese lugar repugnante
y abrazarse de su miedo
le dijo que aún estaba viva.
© Chary Gumeta
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