Poema de Marta Elena Guzmán
MÁSCARAS
A la noche le queda un hilo de vida
agoniza en un tamborileo frío
y desde el aroma a malva
la
contemplo.
Una fumata las horas muertas.
Una sospecha de campanas.
El silencio se divulga
en leche de estrellas
y un grito sucumbe de vejez.
Fue implacable la estocada.
El alba no da margen
para recobrar
nada.
Ni los ramalazos de sueños.
Ni los besos que murieron en titubeos.
Ni las muñecas que dejé desnudas.
Ni los ojos hundidos en la piedra.
Con un pase brujo
los grillos dan lugar al primer canto del
gallo.
La vigilia se cuelga las máscaras
y todo vuelve a
ocupar su lugar.
Por los remiendos de la madrugada
el sol borra cualquier vestigio
de llaga.
© Marta Elena Guzmán
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