Aquí pondría la mesa
la ventana
tras el muro la puerta
y otra puerta
y en el fondo la cama
y así angostada la habitación al fondo
de pie
como si me velara
y unas flores de piedra con su tallo de
agua
su perpetua caída
la tarde tan severa
los días de aquí en más
pero adelante, enfrente
por adelante enfrente pondría un horizonte
por la línea extendida iría la caravana
la veo así, perdiéndose
con ese andar callado
tan habitual entre los peregrinos.
© Raquel Jaduszliwer
Qué hermoso clima hay en este poema, que comienza tan adusto, con esa"habitación" en la "tarde tan severa" y sin embargo, se transforma, con la aparición del "horizonte" y esa "caravana" que nos retrotrae tal vez al desierto, a pueblos que se exilian por diversos motivos,o que cumplen promesas religiosas. Sin olvidar la caravana que hoy en día está en las fronteras de Méjico.
ResponderEliminarEste final pleno de misterio donde la caravana es el único movimiento es una visión onírica que nos hace querer quedarnos en el poema.
Lo disfruté mucho
Irene Marks
Coincido.con Irene, un clima especial que va del encierro a la apertura, de lo personal a la totalidad. Muy bueno, Raquel querida!!
ResponderEliminarCoincido con Irene, un clima muy especial que va del encierro a la apertura, de lo particular a la totalidad. Muy bueno, Raquel querida!!
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