SALMUS HEANEY DE ENTRECASA
al Teuco Castilla
Dirán que fue un poeta regionalista y no
pudo salir de su pequeño mundo de luciérnagas, que entorpeció a los trenes en
la infancia y degolló
a los toros de la noche.
Era un iletrado, dirán los obituarios,
cansados de homenajear a los cadáveres que
embalsaman para justificarse.
Juan José Hernández un federalista sin
remedio,
Almafuerte una llaga viva,
Armando Tejada Gómez un decidor folklórico,
Manuel J Castilla, abriéndose a dos aguas,
un río de cenizas.
¿Y Jorge Leónidas Escudero? ¿Juan Carlos
Bustriazo Ortiz?
¿Mario Rivero?
Salmus Heaney se quedó balbuceando en un
cometa,
el agua del crepúsculo lo anda resucitando.
© Hugo Francisco
Rivella
Buen poema,bello final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Betty
Cuánta verdad en este poema. La sensibilidad no se aprende en la academia. Los poetas "populares" que están cerca de la tierra y del hombre son los que no pasan, porque hablan al corazón. No hay métrica perfecta que pueda emocionar como ellos.
ResponderEliminarY este poema es excelente
Irene Marks
Hombres que escriben para los hombres...así de simple...así de grande.¡Bello poema con verdades adentro¡
ResponderEliminarHombres que escriben para los hombres...así de simple...así de grande.¡Bello poema con verdades adentro¡
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