3/11/18

Poema de Rafael Felipe Oteriño





MORADA

El calor cercaba los huertos y la corteza de los árboles,
la carretera centelleaba a lo lejos
acortando la distancia;
el silbato del tren era el único habitante
que poblaba la tierra.

Morada de un país inextinguible
donde anidaba la menta y el benteveo.

No los menciones, déjalos ahí, no los toques,
no quieras devolverlos al combate del eros
y a las pruebas del valor,
bajo pena de que todo eso
se derrita.


© Rafael Felipe Oteriño

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6 comentarios:

Blogger Anamaria Mayol ha dicho...

Bello.. poblado de imagenes y aromas. Un abrazo inmenso

3 de noviembre de 2018, 13:20  
Blogger Gladys Cepeda ha dicho...

bello texto

3 de noviembre de 2018, 23:06  
Blogger Romina R Silva ha dicho...

Me gustó leerte.
Saludos

5 de noviembre de 2018, 0:10  
Anonymous Anónimo ha dicho...

De alto lirismo este poema. Las imágenes se tornan símbolos en distintos planos de lectura. Como dos nombres que adquieren una significación multisémica como menta y benteveo. Se pide no tocarlos. Son parte de ese paisaje inextinguible de un planeta horadado por tanto humano... Gracias RAFEL OTERIÑO por tu POESÍA , Gracias Gustavo por compartirnos esto. Cecilia Glanzmannn

5 de noviembre de 2018, 11:41  
Blogger Mónica Angelino ha dicho...

Un gran poema, Rafael!!!

Besossss

6 de noviembre de 2018, 17:32  
Blogger Leonor Mauvecin ha dicho...

Me encanto ese refugio del verde.Gracias

30 de noviembre de 2018, 19:55  

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