NO FUI A PARIS
edificios que recuerdo como bloques
grises a uno y otro lado
iba mirando arriba todo
y más arriba el cielo
la historia es de cientos de años y
sometimiento
una luz casi invisible de la Sainte
Chapelle y explosiones de color
no
no fui a Paris
no
nunca fui a Paris
-Una
vez tuviste veinte años. Te vi en Paris.
no creo haber estado allá
toda mi vida se encapsula en otra
dimensión
¿será que se me está dibujando otro pasado?
mi andar por allí comiendo una
baguette
mirar la Torre desde abajo creo que lo imaginé
pero no fui a
Paris
-¿No
te impresionó la velocidad del auto negro,
ese rápido de la policía,
que buscaba argelinos
frente al barcito cerca de la Sorbona?
frente al barcito cerca de la Sorbona?
no
no estuve allí
yo nunca fui a Paris
que yo te cuente de la mendiga esa acordeonista
de la Porte St.
Denis no garantiza que haya estado
allí
puro espejismo
tampoco estuve en Marienbad
-¿Ni
siquiera en blanco y negro?
no
no estuve en Marienbad
no estuve en Marienbad el año pasado ni el anterior
no
no estuve ahí en esa explanada
barroca de conos de ligustro y todo
todo
vi gente inmóvil en el teatro en esa gala pero no estuve allí
los recuerdos se van alejando como esas figuras disociadas de circulación lenta marcada por Resnais
-Sí.
Usted ha estado en Marienbad el pasado
verano, acuérdese de mí.
es como el tema del barco
al final todo se confunde
lo leído
lo registrado con fotografías
lejanas antiguos films
figuras lejanas tan lejanas como aquel mar y el traslado al territorio
ese
de la gran fábula familiar destino
final del comienzo de otra vida
mar con delfines que saltan en la estela
que va dejando el barco cuando por el
ojo de buey de la cocina largan los
desperdicios y los peces se pelean por
comerlos
ahora me pregunto ¿por qué no conocí entonces esa
cocina? de allí salían los manjares
que nos traían al comedor en bandeja plateada
¿por qué en el recorrido que hicimos como
excursión dentro del barco no conocí
esa cocina?
¿por qué no conocí yo esa cocina?
quizá
tan sólo para que yo lo escriba
podría haber habido una historia siniestra exactamente dentro de esa cocina de barco que se desliza por el mar de la noche
podría haber habido una historia siniestra exactamente dentro de esa cocina de barco que se desliza por el mar de la noche
una cocina llena de enseres metálicos y
cuchillos y uno precisamente uno
es el que podrían haberle clavado
en la espalda al cocinero de traje blanco y gorro ahora sin gorro y en el suelo
lo blanco teñido con el rojo
un charco rojo sangre que mancha el blanco naval de ese delantal
impecable y el pantalón blanco almidonado
y los zapatos blancos
-¿Te
diste cuenta de que el cocinero,
casi muriendo, mira una última olla?
casi muriendo, mira una última olla?
luego
imaginate todo negro para el
cocinero para esta historia
porque no existe
ni existió nada
nunca
en este barco
fantasma
sólo navegar el Atlántico en único viaje
interminable en medio de rutinas
típicas de
veraneantes despreocupados
que bailan en cubierta
o en el camarote
duermen
abrazados
© María Lyda Canoso
Marily lo mejor que blogger me deja diagramar, saludos.
ResponderEliminarGracias, querido Gus!!!!! <3
ResponderEliminarQué hermosura de clima onírico donde se confunden realidad y fantasía, París y Marienbad, la zona lujosa del barco y la cocina. Lo disfruté mucho Irene Marks
ResponderEliminarMe gusta mucho el poema
ResponderEliminarcasi una prosa poetica genero dentro de la poesia que me encanta
y viaje por el tiempo y el espacio
sos unicA MARILY QUERIDA, ENSUENO EN POEMA
ResponderEliminarCLE