9/11/18

Poema de María Lyda Canoso



NO FUI A PARIS                                             
  
edificios que recuerdo como bloques grises    a uno y otro lado   
iba mirando arriba todo   
y más arriba el cielo
la historia es de cientos de años y sometimiento  
una luz casi invisible de la Sainte Chapelle y explosiones de color
no    no fui a Paris   
no    
nunca fui a Paris    

           -Una vez tuviste veinte años. Te vi en Paris.

no creo haber estado allá    
toda mi vida se encapsula en otra dimensión    
¿será que se me está dibujando otro pasado?

mi andar por allí comiendo una baguette     
mirar la Torre desde abajo    creo que lo imaginé 
pero no fui a Paris   

                     -¿No te impresionó la velocidad del auto negro,         
                    ese rápido de la policía, que buscaba argelinos   
                     frente al barcito cerca de la Sorbona?                      
              

no     no estuve allí   
yo nunca fui a Paris
  
que yo te cuente de la mendiga     esa acordeonista 
de la Porte St. Denis     no garantiza que haya estado allí     
puro espejismo

tampoco estuve en Marienbad   

              -¿Ni siquiera en blanco y negro?   

no    no estuve en Marienbad    
no estuve en Marienbad el año pasado    ni el anterior  
no      no estuve ahí     en esa explanada barroca de conos de ligustro y todo     todo   

vi gente inmóvil en el teatro      en esa gala     pero no estuve allí

los recuerdos se van alejando     como esas figuras disociadas     de circulación lenta      marcada por  Resnais   

       -Sí. Usted ha estado en Marienbad el pasado               
            verano, acuérdese de mí.

es como el tema del barco
al final todo se confunde   
lo leído    lo registrado  con fotografías lejanas     antiguos films

figuras lejanas     tan lejanas como aquel mar    y el traslado al territorio    
 ese de la gran fábula familiar     destino final del comienzo de otra vida   

mar con delfines que saltan en la estela que va dejando el barco     cuando por el ojo de buey de la cocina    largan los desperdicios    y los peces se pelean por comerlos

ahora me pregunto     ¿por qué no conocí entonces esa cocina?     de allí salían los manjares que nos traían al comedor en bandeja plateada    
¿por qué en el recorrido que hicimos como excursión dentro del barco     no conocí esa cocina?        
¿por qué no conocí yo esa cocina?

quizá     tan sólo para que yo lo escriba     
podría haber habido una historia siniestra exactamente dentro de esa cocina de barco que se desliza por el mar de la noche  
una cocina llena de enseres metálicos y cuchillos y uno     precisamente     uno    es el que podrían haberle clavado  en la espalda al cocinero de traje blanco y gorro     ahora sin gorro y en el suelo   

lo blanco teñido con el rojo    

un charco rojo sangre     que mancha el blanco naval de ese delantal impecable y el pantalón blanco almidonado   
           y los zapatos blancos

       -¿Te diste cuenta de que el cocinero,
            casi muriendo, mira una última olla?                                      
       
luego     imaginate todo negro     para el cocinero    para esta historia 

porque no existe
              ni existió nada
                               nunca
                                   en este barco                
                                   fantasma    

sólo navegar el Atlántico en único viaje 
interminable    en medio de rutinas típicas de 
veraneantes despreocupados                                             
que bailan en cubierta    
                    
                            o en el camarote

                                                    duermen
                                                    abrazados

© María Lyda Canoso

5 comentarios:

Blogger Gus... ha dicho...

Marily lo mejor que blogger me deja diagramar, saludos.

9 de noviembre de 2018, 12:08  
Blogger Marily Canoso ha dicho...

Gracias, querido Gus!!!!! <3

10 de noviembre de 2018, 0:11  
Blogger irepoesia@gmail.com ha dicho...

Qué hermosura de clima onírico donde se confunden realidad y fantasía, París y Marienbad, la zona lujosa del barco y la cocina. Lo disfruté mucho Irene Marks

11 de noviembre de 2018, 20:00  
Blogger Gladys Cepeda ha dicho...

Me gusta mucho el poema
casi una prosa poetica genero dentro de la poesia que me encanta
y viaje por el tiempo y el espacio

12 de noviembre de 2018, 9:47  
Blogger Clelia Bercovich ha dicho...

sos unicA MARILY QUERIDA, ENSUENO EN POEMA
CLE

12 de noviembre de 2018, 11:27  

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