2/11/18

Poema de María Laura Coppié



Si me hago amiga de todos los océanos
podré amar mi propia profundidad. 

En tu olvido dejé de ser yo.
Me convertí en esa casa de postigos verdes
permanentemente dormida sobre la barranca.
La lluvia del amanecer terminó,
ahora descansa el silencio
entre las plantas desordenadas.
En mi terraza se sienta alguien a leer
vestido entero de negro, levanta la vista, no saluda.
Me vive pero no me ve.
Entra gente como un huracán con borceguíes.
Intento la queja de las responsabilidades y la limpieza
y me hace parecer tan culpable como crees que soy.
Tanto borracho andando en zancos
inventando despedidas de cotillón.
¿Debería dejarme escarbar? ¿Hay algo que
pueda hacer con lo que encuentren?
¿O será una piñata reventando
llena de palabras que no quieren ser dichas?

Voy a hacer correr el agua:
que pase a raudales,
anegue y remueva mis pies pilares,
que inunde y barra.
Porque si fueras río
al menos podría alcanzar
a verte la otra orilla.


© María Laura Coppié

2 comentarios:

Blogger Nerina Thomas ha dicho...

Una maravilla mas de las tuyas madrina!!

3 de noviembre de 2018, 22:14  
Blogger Clelia Bercovich ha dicho...

un poema que define desde el primer verso.

El poema se asienta en lo que ya sabe la poeta, pero suele suceder eso, que las mejores personas, como no pueden creer que el otro responda asì, o no responda, insisten, regalan su belleza interior. Habrà que aprender a alejarse ràpidamente del hielo, la oscuridad y el desamor. Cuidarse. El poema me gusta , tiene un clima especial, una geograf+ia que podrìas explotar, es un poema personal, diferente y sincero.
te abrazo hermosa

Clelia

9 de noviembre de 2018, 10:42  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio