24/10/18

Poema de Clelia Bercovich



VIÑAS DE IRA Y EL EXTRANJERO 

Hermana, nos veo tambaleando 
como la tortuga 
La de la primera página de las viñas. 
(¿Había una tortuga?) 
El riesgo es quedar patas arriba 
en el camino polvoriento. 
El inútil pataleo,  que  nadie te escuche.

         Ser la misma materia del olvido. 

Todo apura hacia  su fin. 
como un carretel que se vacía 
y escupe el hilo. 
Mersault, el extranjero, 
iba detrás de su madre 
El sol todavía vertical , a las dos . 
¿Cómo puede Mersault pensar en el sol? 
me preguntaba sentada,  en el escalón del patio. 
Vos ya te habías ido,  vestida de falda acampanada. 
Verónica Lake  te decían. Traías los libros , esa maravilla.
 El pelo rubio te tapaba un ojo. 
Después confesaste que no leías todo. 
Hacías teatro independiente. 
Tragedias impactantes. 
 una arpillera en la mano 
manchada de rojo. 
Hermana, vos soñabas. 
Soñabas. 
Tenías tus quimeras, y te fuiste. 

Yo me quedé en los patios 
en el cambio de las estaciones. 

Los gatos me miraban desde los techos altos 
y el cielo fijo de color turquesa 
los sábados de invierno. 
Hermana, 
eras más fuerte que yo. 

Vos soñabas. 
(Nunca te dije gracias)


© Clelia Bercovich

7 comentarios:

Blogger Susana Zazzetti ha dicho...

ay, clelia, ¡¡ qué sensibilidad tan intacta en el recuerdo!! me emociona mucho este poema: su temática y su dolor de intensa ( es posible)belleza! abrazos. susana zazzetti.

24 de octubre de 2018, 11:35  
Blogger Nito Biassi ha dicho...

Poemazo, que invia a leer y buscar los excelentes libros que mencionas, The Grapes of wrath de Steinbeck, El extranjero de Camus y la vida de la estrella de Pin up. Al revés del poema, te digo gracias.

26 de octubre de 2018, 20:37  
Anonymous Anónimo ha dicho...



Tremendo poema, querida Clelia. Recordé a mi hermana,también y junto a vos, la lloré.

Abrazo grande,

Alicia Márquez

27 de octubre de 2018, 11:54  
Blogger mariel monente ha dicho...

Ay Clelia, casi agradezco estos poemas tuyos tan incisivos dolorosos. Tu memoria profundiza como un bisturí que nos deja sin aliento. Maravilloso

28 de octubre de 2018, 21:54  
Blogger Mónica Angelino ha dicho...

Excelente!
Gracias!!

Besosss

28 de octubre de 2018, 22:10  
Blogger Unknown ha dicho...

Qué gran poema, Clelia. Gracias por escribir así y darme tu amistad. Un gran abrazo Isabel Llorca Bosco

30 de octubre de 2018, 17:31  
Blogger Clelia Bercovich ha dicho...

la agradecida soy yo.

El dolor es siempre tiempo presente

Entonces se busca con el bisturí, más bien una pinza y extrae el basamento, la línea de continuidad entre el presente doloroso, que es lo que importa y para ello le da entidad al pasado.

Un abrazo

clelia

31 de octubre de 2018, 23:38  

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