guión bajo
pasamos
nuestra mejor infancia
abriendo
huecos en la cuerina gastada
de los
sillones
dejábamos
mensajes
que sólo
podía leer
(y con
mucha destreza psíquica interpretar)
el más
cercano
a la
siguiente perversidad
antes de
cada incursión
cada objeto
interrumpido en la memoria
era
obligado
a desertar
anotábamos
en el reverso del papel glasé
sus
natalicios y sus matrículas
(anotábamos)
las
maravillas que en voz alta se nos habían leído
cifradas de
un libro
escrupulosa
y redundantemente maltratado
con nombre
de mujer
a pesar de
la insistencia
nos
regalaban para cada aniversario juegos discontinuos
de palas,
baldes y
rastrillos
hay hoyos
todavía incompletos en el patio
de esta
casa
ninguno de
los conejos
furiosamente
blancos
que
aprendieron a balbucear
(y con
mucha destreza psíquica a interpretar)
nuestro
primer idioma
quiere
salirnos
al
encuentro
© Vanesa Almada Noguerón
Así es!
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