LA MESA
El amor
germina
en la añeja madera de cedro.
“Cuídala,
dijo mi madre
en ella
fuimos felices”
La
nostalgia de leves perfiles
es evocación de la inocencia.
El manojo
de retamas
el cuello
delgado de los flamencos
la niña de
las mariposas
las riberas
crepusculares del tiempo
cuando la
risa era de nácar.
La mesa,
memorial del júbilo
comparte la
lágrima
sencillamente prodigiosa.
Otra vez el
pan humeante
mis
hermanos
la guitarra
y mi padre
las voces,
los olores
la muñeca de vidrio
azul.
Desde la
vieja ciudad de la infancia
vuelvo en
un mendrugo de luna
a reclamar mis derechos
de pájaro demorado.
© Marta Elena Guzmán
Muy buen poema¡Un abrazo Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarMe conmovió y llevó por tantos recuerdos, muy bueno.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet