29/9/18

Poema de María Laura Coppié



Que no se diga 

Entraste a mi vida como suele llegar el verano,
sin aviso, radiante, indómito.
Masajeaste mis hombros cansados y
me dejaste con un beso en cada párpado.
El siguiente viernes te acomodaste
en el hueco de mi cuello como un gato fiel.
El mundo es grande, pero el amor es inmenso
me escribiste en la servilleta junto a tu teléfono.
Hicieron falta muchas palabras,
algún que otro secreto
y un frío que nos arañaba las mejillas
para separarnos.

Hoy que la vida no es tan real ni tan intensa
vuelven a mí esas palabras y las que me regalaste
cuando nació mi primer hijo,
-cómo supiste estar ahí con tus gestos de mago-.
Lo primero que tenés que enseñar es a elegir.
Elegir, ahora, parece lejos, ajeno,
una palabra foránea, como construir o nosotros.

Ahora, que las palabras tienen un valor relativo
y las ilusiones empiezan a perder color,
es más fácil decir mañana
aún sabiendo que ya no hay tantos mañana disponibles.

Ahora que casi no tenemos palabras
pero quedan éstas de hastío, de indiferencia,
palabras complicadas con el amor,
palabras que recuerdan al amor
aunque no le pertenezcan,
que sólo tenemos ruido de palabras
ahora que estamos cansados de  tanta estupidez
y tanto olvido.

El mundo ahora es más grande
El amor, igual de inmenso.

Ahora que no estás
y ninguna palabra viene a romper el silencio.

© María Laura Coppié

1 comentarios:

Blogger Adela ha dicho...

Muy muy bueno! hermosa historia.

29 de septiembre de 2018, 18:48  

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