PARTIDA
Llueve y es
una tarde triste y sola
que no sabe
apagar tu despedida.
Llueve para
ignorar que las palabras
no pueden
discernir lo que sucede.
Llueve para
que el aire que te envuelve
cruce como
una lágrima tu cara.
Llueve para
que nadie se detenga
mientras
pierdo el adiós que no nos dimos.
Llueve
porque la vida es esta sola
y juega con
nosotros la distancia.
© Rafael Vásquez
Que bello! La lluvia es atrapante aún en la despedida. Un abrazo Graciela Barbero
ResponderEliminarCuánto le debemos a la lluvia! Bello.
ResponderEliminarpreciosa esta lluvia. placer leerte. susana zazzetti
ResponderEliminarMuy lindo poema, Rafael! Llueve al leerlo :)
ResponderEliminarGracias !
"Llueve para que nadie se detenga..." me gustó mucho eso!
Muy lindo poema, Rafael! Llueve al leerlo :)
ResponderEliminarGracias !
"Llueve para que nadie se detenga..." me gustó mucho eso!
Hola Rafael: en tu poema la reiteración de ese "Llueve" es como la rítmica interferencia que muestra cómo el tiempo borra los rastros de lo amado sobre el planeta. Una angustia que cae sobre el alma al repetirse, al contrastar con la pérdida ("para que nadie se detenga") y al mismo tiempo acompañar ("cruce como una lágrima tu cara"). La gran verdad está en el último verso. Excelente Irene Marks
ResponderEliminarGRACIAS HERMOSAS PALABRAS
ResponderEliminarUN ABRAZO GRANDE
ALBA
Precioso, melancolico y sutil y muy bien construido
ResponderEliminarLa lluvia y el adios que no se dice, pero nos cala hasta los huesos.
ResponderEliminarMuy bueno, una preciosidad.
ResponderEliminarClelia Bercovich
Salir empapada de tu poema.
ResponderEliminarNo hay dónde abrir un paraguas.
Gracias, Rafael.
Así se escribe.
Claudia