[Mordedura de tiempo]
Mordedura
de tiempo.
Recuerdo
con precisión cuando fui rosa de sangre
y crecían
las libélulas de las orejas de los niños;
luego,
esponja de luz en la bañera
para
alumbrar los pechos dulces de las muchachas;
y ahora,
delegada por el gobierno de mi país
para
acompañar en su luto inconsolable
a las
socorridas plantas de interior...
pero mi
sueño es ser el plato perfilado,
la
escudilla de espera
sin memoria
ninguna de ceniza.
Y es que
conozco
el modo
como los cuerpos cortan el aire
el vómito
secreto de la piel amarrada
que dejamos
caer por las esquinas, o encima de la mesa de mantel amarillo, para un amor
precipitado en su mismo vértigo
y el
derribo de los andamios interiores
que deja un
llanto de huérfanos insoportable porque cada vez mueren más obreros
construyendo y es una pena.
© María Ángeles Pérez López
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