El alma del
vino
I
Como un
testigo perfumado
el vino
tintinea y al sostenerlo se agita,
tiembla,
merodea en
la lisura del cristal.
Bebamos.
La boca
toda es aposento
y la lengua
vuela en su cofre
para
absorber el líquido de los dioses.
Desde que
recuerdo,
me llama la
atención que en cada copa
la lágrima
ruede buscando la luz.
Bebamos.
Con el
vino, la noche
aspira las
penas que son tantas.
© Estela Barrenechea
"..la lágrima ruede buscando la luz..." una muestra de este poema tan intenso. Gracias! Te felicito, Estela!
ResponderEliminarCristian Jesús Gentile
Estela, hermoso poema. Gracias y un abrazo!
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