PELICULITA
Él está
sentado en un bar.
La ventana
da a la calle.
La luz
entra como una cachetada
sobre las
cosas.
Él toma su
café y mira distraído la marea.
De repente,
pasa ella, muy apurada.
Flash back
de los dos, jóvenes y enamorados
en el
secundario.
Quizás la
luz es sepia, quizás tiene esa tonalidad violenta
de las
viejas películas en color que pasan en la televisión.
Vuelve la
escena al café.
Él se para
y quiere salir.
El dueño
del café le grita que le pague,
sospecha
que lo va a clavar.
Él busca
desesperado en sus bolsillos, saca plata,
la deja
sobre la mesa.
La puerta.
Una mujer quiere entrar, él tiene urgencia, pero
es amable.
La mujer pasa. Él sale.
Ella para
un colectivo.
Cruza una
ambulancia. También tiene urgencia
y por eso
usa la sirena.
Él grita.
Ella no lo
escucha.
Ella se
sube al colectivo.
El humo
cubre la pantalla.
Ella se va.
Él se
queda.
Fin.
© Alicia Márquez
Completo. Toda la historia. Y bello con final abierto? No.
ResponderEliminarun abrazo hermosa
clelia
Me gustó mucho Abrazos
ResponderEliminarComo siempre la realidad traspasa tu poesía . Gracias
ResponderEliminarHola Alicia: en tu poema cinematográfico el desencuentro parece ser obra de la rueda del destino, ya que pese a los esfuerzos, los amantes no logran unirse. Es como esas frases orientales:"Estaba escrito".
ResponderEliminarBuenísimo Irene Marks
Frontalidad cinematográfica.
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