Pies de pan
sobre una mesa adoquinada
caminan el vicio cotidiano.
Las hormigas los comen.
Hormigas que cargan migajas
arrojadas al viento.
Migas de pan sin huellas.
Pies como rocas
que la tempestad
convierte en arena.
Migas. Arena.
Casi nada.
Eran mis pies náufragos
los que buscaban savia
en la ruta de la orfandad.
© Mónica Aramendi
Durísimo texto, con imágenes excelentes que circunscriben el poema al ámbito de lo duro, inflexible, descarnado. Muy bueno. Un abrazo. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarMuy, muy fuerte!! Bello!
ResponderEliminarBesosss
Que interesante poema
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