Querida mía:
Allí donde no se escucha nada
está tu cuerpo.
Antes fue tu no aire
junto al aire mío
tan cerca tu buscar azul
tu luz de hondo preguntar
entonces que? Me dejarán morir?
Querida mía, te extraña mi oído
mi voz por no saberte ya
tan fresca aún en esta vida
queriendo todavía el aire
que no te fue dado
y nada pudieron nuestras manos
sobre tu vida grieta
nada nuestro aferrarte
a la sábana que giraría
sobre tu cuerpo ourobouros
en el pasillo
elevado exánime
entre la angostura de las paredes.
Oh pequeña¡ seguirás siendo
flequillo preguntador de ocho años
ante mi pubertad agrandada.
Oh pequeña, no habrá llanto
que envuelva nuestro abrazo imposible.
tu columna rota de ira desbocada
todo devorándote
como animal hambriento de vos
y solamente vos en la pena de tus ojos.
Hermana mía, el fuego me arde.
El humo que te llevó me saca de mí
me aprieta contra el piso
para que no me mueva
hasta que entienda
que no estarás
que no estás.
Hasta que entienda.
© Sonia Rabinovich
ResponderEliminarPoema escrito con el saber de una maestra en el género y un dolor íntimo que también conmueve, y esta espléndida construcción descansa en el verso sabiamente repetido "Hasta que entienda". Fuerte abrazo Isabel Llorca Bosco
Ay Sonia, cómo me duele este dolor tuyo en el poema. Lo leo y te estoy escuchando decir. Tiene tu voz, tu belleza interior, la luz en la espina.
ResponderEliminarTe abrazo y te agradezco.
Claudia
Dolorosa belleza,el hueso del poema a la intemperie.
ResponderEliminarAbrazo Sonia.
Tana Pasquini-