Amor
día a día
hurgo este juego voraz
de tus perpetuas caricias en mi piel.
Revivo las brasas del último encuentro.
Tallo tu rostro en mis manos
y ellas sangran astilladas.
Me levanto en la espesura de la noche
a contemplar los espectros de mis sentidos
en cada locura cometida piel a piel
profanando la agonía de rancias habitaciones.
Inútilmente
enjuago mi cuerpo con lavanda.
No puedo quitar ese perfume
ácido y ocre
Que aguza el nudo del adiós.
© Anny Guerrini
Me encantó tu poema, estimada poeta...
ResponderEliminarQué imágenes, Anny! Muy buen poema.
ResponderEliminarTe abrazo!
Claudia
Hermoso poema, Any, con bellas imágenes!
ResponderEliminarAbrazos.
Rosa lía