Poema de Tom Maver
En Aña Cuá las plantaciones
son dominio del río
que baja entre los naranjales y se renueva
ante cosecheros mudos.
Todo es inmenso acá,
salvo las flores de la orilla.
Salvo mi madre en su vestido de novia
que se aleja remando.
Salvo los peces que saltan a la superficie
fascinados por un mundo
que vuelve a cerrarse a sus espaldas
mojadas por una luz crepuscular.
Salvo mi padre,
que se durmió mientras tomaba
el vino de su boda, murmurando
me olvida no me olvida me olvida,
su regazo cubierto de pétalos.
El Gran Cebú Blanco
sacude sus cuernos torcidos.
El río mira a sus criaturas.
Mi madre es un punto en el horizonte.
Mi padre está tirado. Me le acerco
y le susurro al oído:
Despertate que estás muerto.
Y todo esto le da risa a las flores.
© Tom Maver
5 comentarios:
Tom, tengo la postal ante mis ojos. Bello poema.
Lily Chavez
simplemente: me fascina. susana zazzetti.
Hola Tom: ¡las imágenes, la naturaleza desatada, la naturaleza reina!Y las tragedias de los seres humanos, que se vuelven insignificantes en ese grandioso escenario y que por eso mismo se tornan también doblemente indefensos.
Maravilla de maravillas este poema Irene Marks
Muy bueno!
No se si lo han dicho ya, pero que aliento y qué promesas os abren tus versos. Eres un gran poeta, compadre.
Walter Mondragón
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