En
casa
Su
abuela iba en tren y soñó la llanura, el manto
verde
y el humo de las fábricas (molinos de viento,
tanques
australianos, de vez en cuando una
esperanza).
Su padre también era amargo, pasó
la
guerra, salió del sótano después del bombardeo
con
el pelo de repente blanco. En medio está ella
escuchando
la historia, el fustín de la noche,
los
gritos y una mujer cantándole a un niño.
Vestido
de negro va el tren y bajo los pies crujen
huesos,
graznan gañotes de muertos. Juran todos
con
bulbos de orquídea en las manos, raíces
tuberosas
de los muchachos. No es ajena la guerra:
su
amado se queda en las tardes mirando
el
horizonte, amargo. Recuerda los años de encierro,
el
muchacho que allá adentro lo salvó de la muerte
sosteniendo
su mano. Gente que migra y campos
de
batalla. Testigo de todo, criadilla, escroto, ella
se
ha quedado en casa, mirando pasar el río
de
la patria, la tierra del terror a sus espaldas.
Las
verdades no son sino antiguas metáforas.
© María
Teresa Andruetto
cada secuencia me ha desmigajado un poco el alma. bellísimo. susana zazzetti
ResponderEliminarLos migrantes, las guerras cun su brutal saldo de muertes y familias desmembradas y este final que es una joya no obstante la gran tristeza, qué gran poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty Badaui
Me encanta tu decir! De una profundidad poética que conmueve.
ResponderEliminarCariños.
Aly Corrado Mélin
Un profundo canto a la vida hecho poesia. Te felicito, Marta
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ResponderEliminarLa absoluta belleza de este poema, desgarra el alma.
Gracias.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Bellisimo poema
ResponderEliminarSentí en el cuerpo las historias de mis abuelos. Bellísimo. Un abrazo Graciela Barbero
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ResponderEliminarAquí estoy leyéndote, haciendo que vayan directo a mi corazón tus palabras.
Lily Chavez
Cómo duele la realidad aterradora del antes y el ahora, está vigente la palabra, cada frase, cada momento descrito en su poema. Ciertamente duele la belleza de sus letras.
ResponderEliminarSensible. Duele el poema!! Gracias Andrea.
ResponderEliminar¡Qué intenso!y tan real ayer y hoy.
ResponderEliminarGracias por este poema.
Juany Rojas