Dicha
Ese
hombre era también un tobogán
cuando
me deslizaba por sus piernas a velocidad canario.
Ese hombre se volvía caballito, escudero, rey,
sastre valiente.
Me
gustaba más su oficio de ascensorista.
Sobre
sus hombros la luna quedaba cerca
y
los miedos se veían como hormigas.
© Claudia
Tejeda
uhhh, claudia. me encontré con toda la ternura junta. susana zazzetti
ResponderEliminarClaudia, siempre que te leo me llega la grata frescura de la palabra bien empleada, maravilla de hombre el de tu poema.
ResponderEliminarVa un abrazo
Betty Badaui
ResponderEliminarQué poema tan tierno, magnífico, y nostálgico.
Gracias.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Precioso, Claudia. Condimentado con sal, pimienta y miel. Me encanta eso de que sobre su hombro la luna "quede cerca". Muy bien recreado el clima del dichoso enamoramiento. Un beso. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarBello, sensual, y tierno. Una dicha leerte. Un abrazo Graciela Barbero
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ResponderEliminarOh, Claudia, qué belleza. Besos amiga.
Lily Chavez
Maravilloso poema cargado de sensaciones únicas sutil y erótico. Hermoso.
ResponderEliminarHermoso poema que recrea las sensaciones de la hija niña y su padre.Gracias Claudia por tanta ternura.
ResponderEliminarJuany Rojas
La ternura no se muda nunca de tu poesía.
ResponderEliminarBellísimo,Claudia! Me encanta tu poesía . Cariños enormes Marta Rosa
ResponderEliminarBellísimo,Claudia! Me encanta tu poesía . Cariños enormes Marta Rosa
ResponderEliminarHermoso poema a la felicidad !!de la que se escribe muy poco . GRACIAS QUERIDA POETA
ResponderEliminarQue buen poema armado sobre el más tierno de los recuerdos del primer hombre.
ResponderEliminary que suerte haberlo vivido así en hombros del padre!Gracias Claudia