LA CASA ESTA SOLA
La casa
está sola.
La sombra del aguaribay se destroza en el patio
en donde
lo que fue surca las horas
poniendo telarañas
agujas de tristura
dientes postizos riendo de la espera,
silencios.
Todos los días asomo por el tapial para ver jugar en el
olvido
a los niños
que la tisis consumió en sus muros.
Me pregunto adentro.
El adiós como una
cuerda trenzada rodea la casa que respira
entre estertores que suben
y
colores que bajan.
El tiempo se ha endurecido en la piedra
y quemando mis ropas trasmuta los días en un abismo colosal.
Creo ver en la cocina la olla de hierro,
memoria inerte de rondas y de espanto,
cuentos que van y vienen por las paredes
y a cincel y secretos esculpen mensajes de otras horas,
edades de llantos polvorientas.
La casa huye de mí que ya no existo.
© Hugo Francisco Rivella
Me inquieta la difuminación de esta casa bajo los temblores de la memoria. Gracias!
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