El
olor nos guiaba por el pasillo
la mezcla
en la nariz era un amontonamiento
de comida
y cordón umbilical
la cofia
del cheff
tan igual a
la enfermera
era niña y
no sabía de esas cosas
tampoco
preguntaba
los grandes
a veces daban miedo
cocinar,
parir, parecía todo lo mismo
estábamos
en el hospital
buscando a
mi hermano
había otros
llorando en los asientos
de la sala
de espera
los
animales cuando se sienten morir
(si los humanos les
dimos la libertad
de no ser mascotas)
saben hacia
donde caminar
ahí la muerte y el nacimiento
es una
intersección
que ocupa
la misma cama.
© María
Fernanda Regueiro
María Fernanda:
ResponderEliminarImpresionante tu poema! Me dio escalofrío leerlo o sea creaste con tus versos un sentimiento muy profundo en esta lectora. Dentro de un hospital surgen muchas sensaciones distintas. Muy bien escrito y el final es maravillo! Te felicito. ABrazos
Gracias Ivana ! te mando un abrazo fuerte fuerte.
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