MUJERES
Hay mujeres que aman al amor.
Paridas por mandatos
milenarios,
por constelaciones
ajenas
a los atributos de la luna,
amamantadas por generaciones
cautivas del devaneo
y la ceguera.
Aman desvelos,
gozos breves como una mariposa;
confunden al hombre con el mito
viven clausuradas
entre nieblas de
ensueños.
Ninguno habrá que las conmueva
les arranque el grito
las eleve por encima de sí mismas.
Torpes de miedo,
intentan modelarlo
hurtan sus alas
los acechan hasta convertirlos
en hombres grises
o son abandonadas antes, sin saber ellos
que jamás fueron amados.
Son mujeres que aman
al amor.
Hay otras mujeres
que eligen la clandestinidad
renunciaron a la extraña herencia
de flagelarse con equívocos;
deciden deconstruirse y renacerse
cuantas veces fuere necesario.
Aman el latido
el fuego del otro, hacen de la piel
sólo cenizas
sólo viento derrumbando las cortezas;
aspiran al encuentro con otra libertad.
Aguardan a quien logre desnudarlas
más allá del cuerpo
hasta que todas sus esclusas
sean devastadas.
Hijas del misterio
acceden a descubrir el Universo,
crecen sus vuelos
transmutan en hacedoras del milagro
en diosas
o simplemente en mujeres
que han pulseado con su propia sangre.
Ellas no aman al amor, aman al hombre.
© María Cristina Di Lernia
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