Después no tanto
Ya puede verse
la orilla del día.
Fue una noche larga.
A veces pesa tenerse
para qué negarlo.
Reviso la herida.
Sigue drenando.
La saludo con una reverencia
como un discípulo
saluda a su maestro.
Arrancó el motor del mundo
su musiquita.
Afuera, ya se sabe,
está el lobo del
hombre y su manada.
Afuera también la buena gente , la gente buena.
Dos pasos y estaré en
la calle.
La piedra en el zapato
dolerá un trecho.
Después no tanto.
© Jorge L. Carranza
Complejo el arte de expresar "sencillamente" la indescriptible dimensión de los espacios y gestos cotidianos. Muy bueno.
ResponderEliminarClaudio Simiz
Me encantó.
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