Poema de Alicia Salinas
Final del día
Una sombra acantila el monoblock.
No el precipicio en los balcones últimos
ni aquellas voces primitivas, aletargadas.
Calientes las lágrimas
mientras las aves se retiran a sus refugios.
Un árbol puede ser también la cancelación
del vuelo, de la tarde.
De todo quedó el resto:
ecos de risas, fotos con manos en lazo
y labios, lenguas, dientes, campanillas.
Quién toca de nuevo nuestra música.
En la ausencia del sueño evanescido
vuelven los que trabajan a sus casas.
© Alicia Salinas
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