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26/11/17

Poema de Eugenia Cabral

  

ASÍ ERA MI GENTE: VIOLENTÍSIMA.

Era un bocado sangriento, la ira, 
violáceo y dulce.
Bastaba una señal
y comenzaban  a devorar la rabia.
Todo era alimento, 
picor venéreo,  
sal y fragua, 
hornalla y caldero.

Limé su filosofía 
hasta volverla polvo de muebles heredados, 
insecto que se deshace –entre el pulgar y el índice-
a la sola mención del tiempo.

Hundieron la cabeza entre los hombros  
y nunca más fui de verdad amada.
Mis madres ya no me conocían.

Estuvimos solas.
Como perros atados a cadenas.


© Eugenia Cabral

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