Poema de Daniel Quintero
Estará lloviendo en Praga ahora mismo que olvido su nombre
A esta lluvia no le rindo honores:
llueve en Praga y con la misma fe olvido su nombre.
Tengo el vuelo incierto de las tardes derribadas
como si fuera un territorio
donde no admiten viajeros empedernidos a punto de morir.
Esta ciudad será con lo último que sueñe:
hará de mis noches el deseo acostumbrado a entender
que ya la habré perdido con el primer paso.
No tengo alternativas, su carnaval será en invierno,
sus puentes aconsejándome equilibrio
y mi esperanza reducida a un disparo de cenizas
entre la máscara que llevaré para mezclarme con los otros
muertos.
Será modificado su orden parental,
depuesta la herencia a muerte segura va mi bandera,
mi sangre al fin aquietada,
preñaré de viento los ritmos de su arquitectura,
mi alma levantará una pared de encierro entre tanto responso
medioeval.
A sus fuentes mi destino, Praga,
que todas las coronas europeas velen su suerte,
la república de un poema acaso derrocado y este vacío con
que la dejaré enamorada por el resto de sus piedras.
© Daniel Quintero
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