POLIFONÍA
Hay muertos y muertos,
parece decir cada día en su agonía.
Están los que se acumulan bajo el felpudo indecente de la
desidia, y están estos otros.
Estos.
Los que relumbran exangües bajo el foco impiadoso de la
conveniencia.
¿Será que, por cerrar los ojos,
habremos de creer que el mundo desaparece?
¿O, tal vez, simplemente, se trate de un cerrojo atroz y
desquiciado en las puertas de la ternura?
No lo sé.
Ni me importa.
Porque lo único que me importa es el dolor,
aunque ya no sepa exactamente qué decir ni cómo decirlo.
¿Saben?...
La memoria es una cosa rara.
Parece que no funciona como yo creía.
Porque el mono se ha vuelto una máquina de bites y bits
entreverados.
No come. No duerme. No respira.
Sólo grita.
Grita.
Con el vacío primitivo de una lógica binaria. Con un diseño
esmerado, en que principios y finales sean lo de menos.
E infectado por la idea como el mejor de los parásitos.
El más contagioso.
El más simple.
Ése que convierte el tiempo de mirar hacia arriba buscando
nuestro propio espacio entre las estrellas, en el miedo por descubrir el sitio
exacto en que nos sepultará el polvo.
Solos.
Individuales.
Con el felpudo escondido.
Y el foco en el lugar preciso.
Quizás, sea por eso que hay muertos y muertos.
Estos y aquellos.
En perfecta oposición.
Sin matices.
Con el diseño esmerado y binario.
Y con la memoria como corresponde.
Definitivamente convertida, en una cosa rara...
© Leny Pereiro
Qué tremendo grito, Leny!
ResponderEliminarEs verdad. Hay muertos y muertos.
Hay felpudos y felpudos.
Abrazo!
Quien puede contra el vacío,cada vez más contaminado.! Abrazote Leny
ResponderEliminarLeny, pueda ser que esta filípica diseñada en tremendo poema, llegue a los oídos de quienes la necesitan!!! Gracias por compartir!
ResponderEliminar"cerrojo atroz y desquiciado en la puerta de la ternura", siento que es la clave principal de todo lo demás, este poema me conmovió.
ResponderEliminarUn abrazo.
Betty