Poema narrativo de Mónica Cazón
después de Hora
se escondía detrás de las maderas como un animal extraño,
decidida a desaparecer de los lugares de siempre. Yo, sumergida en campos
secos, dejaba huellas para que me encuentre. Acertijos que sólo conocíamos las
dos, palabras que pronunciaba en un lenguaje desconocido para sanarle las
heridas. Pero las heridas no sanaban, hacía falta un milagro.
© Mónica Cazón
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