ABRIL
Desperté a tu
incendio
sin
pensar que el otoño me sitiaba
con su tibieza de
abril
y mimbres
amarillos.
En la noche mineral de tus ojos
encontré la esperanza en una rama.
Piel morena.
Que destino de pájaro escondía el silencio.
Qué fuego ardió
sin saber que
estabas.
Qué conjuro atávico
deslumbró mi soledad
de
río manso.
El amor es un crepúsculo
que nos hiere de rojo
es el viento
que nos salva del naufragio.
Es encontrar el niño
que alguna
vez fuimos.
© Reynaldo Farías
EL VIENTO QUE NOS SALVA DEL NAUFRAGIO....QUE BELLO TODO
ResponderEliminarpor favor,por favor, qué manojo de sensaciones provoca!! ¿ y si le ponés música, reynaldo? como vos sabés?una maravilla! susana zazzetti.
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