Es fría la muerte, madre
a Margarita Rivella
Ahora es fría la muerte, madre.
Yo cerré tus ojos sobre la cama en que yacías: En ella te
dormiste para siempre, mientras Tina calentaba agua para el mate.
En esa casa, madre, por última vez soñaste los lapachos, la
lora con sus verdes lloriqueos y el piar de las gallinas contra el cielo.
Luego tiré una sábana desteñida sobre tu cuerpo que también
dormía.
Ahora camino por la casa, madre, y siento que todavía anda
tu corazón entre las buenas noches, las alegrías del hogar y las dalias.
En esa casa,
madre,
viviste los duraznos, las granadas y las noches en que
hacías empanadas para matar el hambre. Fuiste feliz conmigo, con los nietos,
con la risa más clara de Leonor y la flor memoriosa de los días.
En esa casa, madre fuiste el amanecer y el adiós con sus
lágrimas.
Ahora es fría la muerte, madre.
Te mueres en un hospital como un fantasma y en la Sala Tal
de la Casa mortuoria cuatro luces fosforescentes parpadean sobre tu cadáver.
© Hugo Francisco Rivella
La frialdad de la muerte y la calidez de los recuerdos. Hermoso y triste.
ResponderEliminarPoema-recuerdo-homenaje, emociona tu poema.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Un poema doloroso pero con imágenes fuertes que emocionan.
ResponderEliminarUn abrazo Ana Romano.
Hugo, siento que ese texto recorre hogares lindos y sin embargo no podemos evitar el hielo de la muerte, pero releyendo tu poema también siento que se rescata la calidez y el disfrute de las cosas sencillas de todos los días; gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
La poesía lo sublima todo. Un abrazo
ResponderEliminarGran poema, HUGO. Me gustó mucho "la flor memoriosa de los días". Un abrazo Isabel Llorca Bosci
ResponderEliminarImpacta fuertemente la imagen contrastante del hogar, la sala tal, el hospital y el frío. Hugo, cuanto sentimiento expresado desde el alma.
ResponderEliminarTono elegíaco teñido por la añoranza y la valoración de la vida. Gracias Hugo!! Raquel Jaduszliwer
ResponderEliminarBello, bello
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