Aguaceros
Ante la primera nube
el patio florecía de palanganas.
Ella acumulaba agua llovida
para remediar el pelo
de la niña de la casa
y fue trampa salir ilesa
de tanto y tanto enjuague.
Así heredó el oficio de los inmóviles
bajo el caudal de un miedo no evaporado.
Ahora culpa al rayo que carboniza una
rama
en su único acto de luz fulminante.
Lleva en su frente la marca
de los que fueron bautizados
por la tormenta.
© Claudia Tejeda
Muy bueno, mi patio materno guardaba palanganas en día de lluvia para bendecir luego los cabellos de nuestras cabezas niñas.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
no sé, claudia., leerte es no poder despegar los ojos de la pantalla. y qué cuadro están pintando tus palabras!! susana zazzetti.
ResponderEliminarQuién no ha visto acumular agua de lluvia se ha perdido de mucho, al escribirte siento hasta el aroma
ResponderEliminarPatricia Corrales
ResponderEliminar"Así heredó el oficio de los inmóviles"... qué maravilla de poema, Claudia.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Pero qué buen recuerdo dentro de un poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Bella la imagen que acompaña al poema.
ResponderEliminarLa proyección visual de la lluvia, el sentimiento profundo y el recuerdo. Hermosa descripción de un instante único.
Espectacular, me encantó. Las imágenes de la poesía y el sentido. Abrazo!
ResponderEliminarRominaRS
Precioso!
ResponderEliminarQué bonito, Claudia! Recuerdos mágicos. Gracias. Un abrazote, Marta
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