Poema de Alicia Márquez
LAMPARITAS DE COLORES
En la terraza de la esquina hay lamparitas de colores
que me hacen feliz.
Son las comunes, grandes, las que se ponen en
los balnearios para que la gente se enamore de noche,
bailando, mientras sopla un viento suave que viene del mar.
Las lamparitas, que, aunque la película era en blanco y
negro,
iluminaban a la princesa que quería vivir mientras
se abrazaba a Gregory Peck en aquel balneario romano.
Son como pompas de jabón estáticas.
Las lamparitas de colores sonríen con nostalgia
y hasta puede ser que se escuche un brindis y
buenos deseos, mientras las miro brillar en la esquina.
Me pondría lamparitas de colores de pies a cabeza para
espantar
esta nostalgia feroz, gris, que me come el costado.
Pero sé que no hay ningún color que me consuele.
Habrá que esperar que pase, la muy traidora.
Habrá que seguir mirando las lamparitas de colores.
© Alicia Márquez
3 comentarios:
qué maravillosa antítesis has descripto alicia: la luz y la sombra, la alegría del color y tu tristeza. vamos, claro que hay que seguir mirando las lamparitas de colores, esperar tu bella y rotunda poesía y dejar que la luz nos llegue. te quiero querida amiga. abracito. susana zazzetti.
Hola Alicia:
Cuánta evocación y magia trae tu poema, lo que describís produce sensaciones cinematográficas y a la vez nos retrotrae a la inocencia de ciertos recuerdos. Y ese final donde "la nostalgia feroz" duele tanto, nos vuelve al hoy cibernético (en el que falta el misterio) donde esa magia que sugería espacios y dejaba otros en sombra, ya no existe.Lo disfruté mucho
Irene Marks
"que me come el costado" cuando la nostalgia nos lleva y nos lleva. Bellísimo.
Abrazo
Elisabet
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