Poema de Eugenia Cabral
YA NO EXISTEN LOS ESCLAVOS
en las colonias del Río de la Plata.
Este mulato es peón de limpieza.
Friega las baldosas por donde la niña
camina descalza a la siesta
con un libro en la mano
y el cabello atado con tiritas
para formarle los rizos.
Sobre los pisos lustrados,
las huellas de sus pies se marcan
por la transpiración
y fugazmente se evaporan,
pero el sirviente alcanza a ver el reflejo
del sexo púber en las baldosas.
© Eugenia Cabral
4 comentarios:
Muy bueno!sutil la mirada del esclavo.
Un abrazo
Graciela Barbero
Hola Eugenia:
el deseo de la inalcanzable es ese"reflejo" prohibido que el explotado "alcanza a ver". Así será el supuesto fin de su esclavitud, un mero reflejo, una mentira que aguarda la mínima ocasión para salir a la luz. Excelente y muy simbólico
Irene Marks
La sutileza y realidad conmueven, la ilustración le da fuerza.
Un abrazo
Betty
Es todo imagen este poema. Un beso Eugenia, felicitaciones.
Lily Chavez
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