SALINAS
Destellos
de una llanura blanca.
La sal carcome
hasta el mas allá a lo lejos.
Manos
nerviosas
escriben en
la superficie nívea
y la
profanan
con mi
sentencia tal vez.
Me acerco
con temor.
Leo
palabras que
son heridas
en la delgada capa
que abrasa
la tierra.
Mi condena
escrita toscamente
dice
"te
quiero para siempre".
Enmudezco
y no atino
a dibujar el eco.
© Susana
Giraudo
Qué maravilla "Enmudezco/y no atino a dibujar el eco"
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Qué hermoso poema!... abrazos
ResponderEliminarSusana, qué poema!! Abrazos
ResponderEliminarBellísimo. Deja una sensación de blancura, lejanía y silencio que se acerca a lo sagrado. Gracias. Un abrazo. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarEnmuddezco, lo dice todo , un abrazo de María Luisa Márquez
ResponderEliminarPoesal!
ResponderEliminarMuy buen poema con un final espléndido. Un beso. Isabel llorca Bosco
ResponderEliminarLeo el poema, querida Susana, y te veo a vos, con tu dulzura plena de lirismo.
ResponderEliminarGracias por la poesía.
Mariano Shifman
ese texto de amor escrito sobre sal como ¿una condena? La complejidad de las relaciones humanas se expresa bellamente en este poema
ResponderEliminarLa sentencia del amor, así se lo declara culpable de morir antes de tiempo, usted si que sabe decir Susana, un abrazo!!
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