Ocres pinceladas de mi barrio
Me gustan las calles silenciosas,
con sus árboles de otoño,
donde los pibes se bañan de amarillo,
y abonan con su risa el empedrado.
Me gustan los bares cenicientos,
con un viejo almanaque de testigo
y una nostalgiosa cicatriz de grapa,
tatuada en las ventanas empañadas.
Amo el verde remanso de las plazas taciturnas,
donde la calle se saca la corbata.
Y una ronda jubilada
se traga el último pedazo de ternura.
Amo mi barrio de grises laburantes,
cuando una antropófaga sirena
lanza un aullido represor
porque el inmutable horario de salida
le escarba las entrañas.
A la hora en que mi barrio,
se viste de gorriones canallas,
me pongo una bufanda de grillos,
me abrigo los bolsillos con papeles en blanco,
y salgo multitud, a repartir el tiempo que soñamos.
© Rubén Amaya
Me encantó, vi allí a mi barrio
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Me gustan las mismas cosas y también tu poema.
ResponderEliminarBetty
Nostalgia? presente? Estampa de un barrio que existe en nuestra memoria. Me encantó. Felicitaciones Rubén!!
ResponderEliminarVilma Sastre
¡E-X-C-E-L-E-N-T-E!
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