[Tijeras
que no]
Tijeras
que soñaron con ser llaves
acercan
su metal hasta la llama
y
lloran aleación incandescente,
el filo
en que florecen las heridas
sobre
el silbido agudo del acero.
En su
silueta par, en su desdoble
de
dedos que saltaron por el aro
como
animales tristes y obedientes,
las
tijeras se niegan al destino
de
amputar la memoria de la lana
y el
cordón que nos ata a los relámpagos.
Ellas
cortaron días y raíces,
el
estupor carnoso en las cerezas
con su
gota de luz para encender
la boca
de los pájaros, el hilo
que
sostiene prendidas las palabras
dignidad,
avellana, compañero
y el
vientre del pescado en que se oxida
la
llave de los vientos y el fulgor.
Tijeras
que cortaron los mechones
de pelo
de los niños en la inclusa
y el
fino filamento del wolframio
que
amparaba la noche de zozobra.
Tijeras
que no quieren ser tijeras
y
acercan hasta el fuego su pesar
para
romperse ardiendo contra el yunque
y al
disolver su nombre en los rescoldos,
abrir
el corazón y sus ventanas.
© María
Ángeles Pérez López
Excelente poema, poesía exquisita.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Un elemento indispensable en nuestras vidas, que se convierte en palabras exactas de nuestro diario vivir.
ResponderEliminarFelicitaciones y saludos.
Anahí Duzevich Bezoz
asi es una poesía muy rica en imágenes y metáfora excelente
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