me siento en la silla de tu cuerpo
en un tango me renuevo
me hamaco en tu sombra multiforme
extraña dualidad la de mi otra
las bocas encuentran su mirada
está lloviendo entre las piernas
un instante fugaz me entrevera
ha de ser porque te muerdo
y la pequeña muerte nos salpica
© Graciela Licciardi
¡Bellísimo y sutilmente erótico tu poema, Graciela!
ResponderEliminarAplausos, bises y besos
María Rosa León
Aunque tengo dudas, Graciela, con "extraña dualidad la de mi otra" (espinoso asunto), el poema me gustó. Te mando un abrazo.
ResponderEliminarR.
www.revagliatti.com
Podría decirse que es un tango postmoderno, realmente demasiado bueno.
ResponderEliminarMuy interesante poema de amor
ResponderEliminarSaludos
David Sorbille dijo...
ResponderEliminarUn poemazo, querida Grace! Un abrazo