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Hay horas bienaventuradas:
festejo
las figuras del polvo a contraluz,
el sabor de la lluvia.
Pero hay días oscuros
que aguardan entretanto
con nombres y con fechas.
Entonces
guardo mis muertos
en cajitas de fósforos,
de zapatos, de arroz.
Mis muertos
y mis muertes.
© Susana Cabuchi
Conmueven tus cajitas querida Susana.Abrazos
ResponderEliminarLo tan enorme guardado en lo tan pequeño; ocurre ahí, adentro del poema. Gracias Susana. Raquel Jaduszliwer
ResponderEliminarexcelente!
ResponderEliminarmaria del mar
Coincido totalmente con el juicio de Raquel, bellísimo.
ResponderEliminarClaudio Simiz
POEMA PLENO, SUSANA. EL FINAL ESTREMECE. ESPLÉNDIDA DESCRIPCIÓN DE LOS DÍAS CLAROS Y LOS OSCUROS. SALUDOS Isabel llorca bosco
ResponderEliminarMe gustó mucho. Tiene ternura, sutileza y calidad poética. Un abrazo. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarQué belleza tu poema Susana!
ResponderEliminarBienvenidas las horas bienaventuradas...y las otras...también, tesoros que la poesía guarda,
Gracias y un abrazo fuerte
María Montserrat Bertran
LAS COSAS MÁS GRANDES METAFORIZADAS EN LAS PEQUEÑAS. LAS PALABRAS MÁS GRANDES EN ESTAS ESCASAS PRFUNDAS CNTUDENTES. HERMOSOS Y EMOTIVO
ResponderEliminarUn deslizar fresco de la vida que se abrocha con un final inteligente y tierno.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Conmovedor, gracias, un abrazo
ResponderEliminarSilvia Loudtsu
Me encantó.Gracias por este poema.
ResponderEliminarLuces y sombras, muertes y resurrecciones, hermoso poema, querida Susana!!! Abrazo.
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