Un tango
Un tango está lloviendo sobre tu nombre,
yo busco refugio dentro de tus ojos,
en tanto te vas desnudando lentamente.
Tus pechos van expulsando
los últimos rincones de tristeza,
alguna región de tu cuerpo
aprisiona mis brazos,
y desconozco el rumbo de mis piernas,
secuestradas por las tuyas.
El tango, quizás otro,
ya es una tormenta,
un relámpago gris lo va cruzando,
espantando a las sombras.
La noche, prudentemente se retira,
avergonzada del escándalo.
© Rubén Amaya
Muy bueno en la unión del tango con la pasión.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Rubén, qué bien lograste el erotismo del tango.
ResponderEliminarAbrazos
Betty