Poema de Patricio Foglia
Vivíamos enfrente de la comisaría 52,
a unas cuadras del Jumbo. Con mi abuelo
íbamos al super para merendar.
A veces, me subía al changuito y me decía
que estábamos en un barco o en un tanque de guerra.
Juntos
nos robábamos gaseosas, galletitas
aprovechando sus manos de mago:
mi abuelo era un verdadero mago,
él me enseñó
a jugar a las cartas y a mentir en el truco,
pero lo más importante:
me enseñó a transformar
roedores en cautiverio en conejos
que huían directamente desde su galera.
© Patricio Foglia
5 comentarios:
Tierno recuerdo en forma de poesía.
Es bello el poema, pero decirlo en primera persona lo enaltece más, hay riqueza de sentires.
Abrazos
Betty
Lindo homenaje a la herencia que deja un abuelo.Cariños, Juany Rojas
Audaz y humano al mango. Dos de aventuras. Tierno homenaje .
clelia Bercovich
Los abuelos, casi siempre son magos y nos enseñan a volar alto!!
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