Villa Devoto (1973)
Esta pequeña eternidad se origina en el
instinto.
Voz que se guarece en la noche de todas las
tormentas.
Amar fue destituir a los rojos conserjes, de
los hoteles
habitados por las ondas paralíticas.
Las escenas pasan, pero algo perdura en el
vahído
de los nómades.
El delirio de los presos condenados a ser libres
tus besos suspendidos en el manantial de la
locura
y ese rostro de horror de las mujeres, eternizadas
en el ojo de la viuda.
Los vestigios de la luna en el lago
son la zona macabra de los signos perdidos.
Alguien reconstruyó el escenario del crimen
con las muletas olvidadas en un fragmento de
nuestra historia.
© Luis Raúl Calvo
Hola Luis, que placer leer este poema muy logrado y con buenas imágenes.
ResponderEliminarUn abrazo grande Ana Romano.
Muchas gracias querido Gustavo, un fuerte abrazo!!!
ResponderEliminarQUÉ POEMA FUERTE, LUIS....ESTREMECEDOR. FELICITACIONES
ResponderEliminarCON TODO MI CARIÑO
GRACIELA LICCIARDI
Gran poema, Luis!
ResponderEliminarBesossssssss
Un poema que juega con imágenes que remiten al inconsciente colectivo. Fuerte.
ResponderEliminarUN PLACER LEERTE LUIS!!!
ResponderEliminarHola que increible poema !no solo el sentido ,ademas el laburo que hace con el lenguaje
ResponderEliminarFelicitaciones