llega un punto en que
por todo lo vivido
conviene olvidar
quién se es
quién se espera que seas
y sobre todo, quién deberías ser
con la cara lavada
de estos maquillajes
y la mirada clara de un niño
como la yema de una rama
de sauce en septiembre
cuando el invierno
se desliza tan sólo
por un pequeño pliegue
hacia el Leteo
porque llega
–aunque no creas-
llega un punto
© Graciela Perosio
Impresionante. Y claro que llega. Y bendito sea ese momento de claridad. A veces las epifanías pueden surgir desde lo más oscuro.
ResponderEliminarGracias por compartir
SEG
Sin dudas: llega el punto!
ResponderEliminarBesossssss
Maravilla.
ResponderEliminarVolver a la frescura de las cosas, precioso.
ResponderEliminarAbrazos
Betty
Mejor no hablar de ciertas cosas... evitar los balances... remitirse tan solo a ese ansiado punto.
ResponderEliminarGraciela, hermoso poema. Abrazo y gracias
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