Le llenan los ojos
las avispas bravas..
Sangra la mirada.
Del ombligo brota
una luz negra.
Sobre la frente
una corona de sangre
desarticula la mirada.
Latigazos
dibujan en la espalda
un damero de fuego.
En la mañana
el cuerpo balancea su agonía.
Cuatro pájaros negros
picotean sus pechos.
© Griselda Rulfo
fuerte...bello!!!
ResponderEliminarme hacés sufrir, Griselda... Maravilloso!!
ResponderEliminarOscuro y bello poema.
ResponderEliminarGriselda, paso a pàso , como caminar sobre vidrios, desarticulamos la lectura con un sollozo.Beso grande Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarGriselda, gracias por tu poema. Abrazos
ResponderEliminartotalmente agónico y pleno de literatura.
ResponderEliminarSaludos Griselda.
Anahí Duzevich Bezoz
Gri, cada verso, pensando el dolor! Muy bueno, como todo lo tuyo. Besos. Molly
ResponderEliminardesgarra mi piely a mi cerebro duerme, el bisturi de tu pluma. Triste y bello.
ResponderEliminaray Rulfo! me duelen esos latigazos!
ResponderEliminarConmueve hasta la lágrima.
claudia
Fuertes imágenes, no hay resquicio pero sí belleza.
ResponderEliminarun abrazo
Raquel Jaduszliwer
Este poema es un poema escrito con el cuerpo... Puede tocarse.
ResponderEliminarHola mi querida Gri, como siempre, dolor y belleza se aúnan en tu poesía.
ResponderEliminarUn abrazo
Juany Rojas