TODA ESTA GUERRA
Se huele, y el aire me devuelve olor a muerte.
Se siente, y mi alma grita de dolor por no saber dónde queda
la misericordia.
Se palpa, y mis manos llenas de polvo y sangre, están
queriendo atrapar la redención.
Se ve, el paisaje es negro, como una noche eterna llena de
fantasmas.
Se oye, y la letanía de un ruego multiplicado por cientos se
transforma en réquiem.
Se huye, y no es cobardía, es simplemente un loco desvarío
hacia la nada.
Se ruega, y a pesar del hábito de hacerlo, esta vez un
sonido gutural atraviesa mi garganta seca.
¿Cómo se vuelve a la felicidad?
¿En qué recodo de la vida el gozo por vivirla está
escondido?
¿Será cierto este desconsuelo y este imposible reencuentro
con mis raíces intactas?
¿Dónde encuentro a Dios para decirle que necesito su mano,
para calmar tanto dolor?
Estoy desposeído, vacío y hueco en un paisaje ajeno a mí.
No sé si el próximo NN seré yo.
Estoy muy cansado, tengo sed y hambre.
Hace ya muchos días que no duermo.
Ahí, cerca de lo que fue mi casa, está la silla de mi
abuela.
Tal vez y a pesar de sus patas rotas, me de descanso.
O se transforme dentro de mi pesadilla en la silla
eléctrica que me redima.
© ALICIA CORA FERNÁNDEZ
Imagen enviada por la autora
Después de leer tu poema, la conciencia nos grita ¡Basta! creo que ya va siendo hora de que la escuchemos. Hermoso, triste y con un final que llama a la esperanza. Muy bello, besos de Eduardo Calabrese.
ResponderEliminarConmueve y produce ganas de vomitar tanta locura.
ResponderEliminarBesossss
Doloroso, parece decir en cada palabra que el ser humano ya no aguanta más. Muy doloroso y muy bello, porque deja entrever que a pesar de todo el poeta sigue creyendo en el hombre. Felicitaciones, abrazo de José María Urribarry,
ResponderEliminarFelicitaciones amiga, magnífico tu trabajo. ¡Aplausos fuertes!. Besos Eduardo Balestrini.
ResponderEliminarAli, tu poema me llegó como un "Guernica" pintado con palabras.
ResponderEliminarAplausos, bises y besos
María Rosa León