El revés del silencio
“Nace de nadie el ritmo, lo echan desnudo y llorando
como el mar; lo mecen las estrellas, se adelgaza
para pasar por el latido precioso
de la sangre, fluye, fulgura… ”
Gonzalo Rojas
Si tu voz sale
que desborde abierta,
que sea como un latido azul
asistido por el cielo.
Aún hay tiempo para las aguas
de la piedra.
Ellas se pueden beber. Vale la pena
derramarlas en el cántaro.
Desechemos el detritus
que yace al fondo del torrente.
Ahora están la luz y el azar.
No sé como decirte,
de que modo,
con qué frases (a veces ridículas)
lo mucho que quiero la insistencia del aire,
y el mar turbulento en las arterias.
Por cosas tales
todo gira y repite diferente.
© Estela Barrenechea
Me encantó este poema: tiene fuerza y bellas y originales imágenes. Gracias. Un beso. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarDavid Sorbille dijo...
ResponderEliminarGenial poema, Estela! Un abrazo
Gracias Gustavo por este homenaje a Estela Barrenechea, Amiga y poeta. La vamos a extrañar
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