Aún no te han detonado las suficientes oportunidades que
llevas dentro,
no te han mutilado los tentáculos de la repetición
ni se ha desgranado en tu estómago el silencioso llanto de
los extravíos.
Aún caminas sobre la misma línea de la obediencia
con el temor como rienda y azote
como un niño que ha renunciado al éxtasis de las lunas
llenas.
Aún coleccionas privaciones y suplicios falaces
los ahogos de un orgullo en la espiral descendente
en una representación que será incinerada por los hijos al
salvarse.
Aún tus malabares de errores planificados no han podido
singularizar tus agendas prolijas como los divanes
no han logrado capturar al pez de tus sueños y verdades.
Aún las parciales sentencias que se transmiten en tus pulsos
no se han descolgado de los miedos.
Ni tus juramentos y armaduras,
ni tus imitaciones, tus identidades alquiladas,
han logrado sumergir, siquiera por un instante,
tu cabeza desnuda de palabras bajo el agua
y la conmoción que la lluvia continúa acumulando
en el dolor de tu propia historia.
© Ricardo Gutiérrez
doloroso y bello poema
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